REFORMA

El poder de la opinión publica
Según Roger Chartier (1995) en la Francia del siglo XVIII surge la esfera pública a través de los espacios de sociabilidad como, los cafés, las tertulias o los salones, junto con los medios de comunicación como los periódicos. Las mayores facilidades de impresión (menos costosa y abundante) crean un universo de lectores, una comunidad invisible, poderosa por la cantidad de personas que comparten sus ideas. Esta comunidad, donde cada persona utiliza su capacidad racional para emitir un juicio sobre diversas materias, se rige como un nuevo tipo de tribunal de justicia, cuya jurisdicción no tiene límites. Así, nace un nuevo poder, la opinión pública, que siendo un poder que no pertenece al Estado, más bien, lo critica o lo legitima. Sin embargo, los voceros de la opinión pública son los ilustrados, la clase burguesa educada; pero no el pueblo, que era considerado ignorante, voluble y manipulable.
El impacto económico de las reformas
Las reformas institucionales que tarjo consigo la revolución consistieron en poner fin de forma radical o mermar algunas de las instituciones del Antiguo Régimen.
Se eliminaron importantes privilegios típicos de la aristocracia, el clero y la nobleza. Se abolieron poderes de los gremios en las ciudades, que eran fuentes notables de barreras de entrada e ineficiencias económicas. Y se introdujo la igualdad ante la ley de los ciudadanos.
Básicamente, la Revolución francesa ataco los privilegios de las oligarquías feudales, que eran muy reacias y resistentes a la industrialización, a la innovación y al cambio económico, tanto en el campo como en la ciudad.
  REFORMAS EN LA VIDA SOCIAL
Las reformas legales en Francia tuvieron gran influencia. Por primera vez, desde Constantino, un Estado europeo estructuraba sus leyes a través de códigos laicos, prescindiendo del cristianismo.
Art. 1. Las municipalidades recibirán y conservaran las actas designadas a constatar los nacimientos, los matrimonios y los decesos.
La importancia del ejemplo FRANCES

Ahora existe un modelo revolucionario que oponer al conservadurismo; el ejemplo francés. Según este modelo, es posible la existencia de una sociedad no estamental y la abolición del régimen señorial, y es posible también que funcione un sistema económico sin gremios y cofradías, que se exprese la soberanía nacional, que se reconozcan los derechos individuales y que exista un Estado no confesional. Una gran parte de Europa había entrado en contacto con esta realidad porque la “Gran Nación”  y, después, el Gran Imperio, extendió las conquistas revolucionarias a casi toda Europa. La abolición de los derecho feudales, la proclamación de los Derechos del Hombre, y la instauración del régimen constitucional, la difusión del Código Civil y del Concordato, fueron las semillas de lo que había de ser enseguida el liberalismo del siglo XIX. Además, al difundir por todas partes el principio de la soberanía nacional y el derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos, la “Gran Nación” hizo tomar conciencia a los pueblos del principio de las nacionalidades.

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