La era napoleónica
Durante
el periodo napoleónico, los ideales de la revolución se extendieron por Europa,
aunque el régimen se tornó cada vez más
autoritario y se convirtió en un imperio.
El consulado
El
régimen consular, establecido en 1799, determino la existencia de tres
cónsules: Sieyes, Ducos y Bonaparte; sin embargo, la dignidad de primer cónsul
recayó en este último. En 1802, Napoleón fue designado cónsul vitalicio, lo que
fue concentrado cada vez más el poder en su persona; los otros dos cónsules
solo cumplían el rol de consejeros. Asimismo, en la Constitución del año 1799,
el Poder Legislativo quedo subordinado al consulado y no se incluyó una
declaración de derechos.
La política interna de Napoleón
El
principal objetivo de la política napoleónica fue consolidar las conquistas
revolucionarias y evitar el retorno de la monarquia, sin darle concesiones a
los grupos radicales. Las reformas estaban inspiradas en el liberalismo y se
concentraron en los siguientes aspectos:
·
La pacificación
política: Para lograr este objetivo, Napoleón permitió el regreso de los
exiliados y gobernó apoyándose en un equipo plural y moderado que incluía tanto
a personajes vinculados con la revolución como a antiguos funcionarios de la
monarquía.
·
La aplicación de
reformas sociales y económicas: Se
procedió a una reorganización fiscal y administrativa de Francia desde
un modelo centralista. Algunas medidas fueron la reestructuración de las
finanzas públicas a través de la
creación del banco de Francia y de una nueva moneda: el franco germinal.
Además, se fomentó la educación en los colegios llamados liceos.
·
La normalización
de las relaciones con la iglesia: En 1801, Napoleón firmo un concordato con el
papa Pio VII, por el cual reconocía el rol de la iglesia en el Estado francés.
Al mismo tiempo, consolido el régimen de tolerancia religiosa aplicada desde
inicio de la revolución, que favoreció a judíos y protestantes.
·
La elaboración
del código civil: Con este proyecto, Napoleón pudo consolidar muchos de los
logros revolucionarios: los derechos a la propiedad, a la libertad y a la
igualdad ante la ley, asi como la reglamentación del matrimonio civil y el
divorcio. De esta manera, se establecieron las bases del moderno Estado
francés. Sin embrago, estas medidas estuvieron acompañadas de una dura
represión contra sus opositores y de la imposición de la censura a la prensa.
Así, el autoritarismo se fue consolidando lentamente y culmino con la
autoproclamación de Napoleón como emperador en 1804.
el imperio:
Tras
su coronación, Napoleón concentro su labor en la difusión de los principios de
la revolución al resto de Europa a través de una política expansionista. En
muchos países, la llegada de los ejércitos napoleónicos supuso la abolición del
feudalismo y la implantación de medidas liberales.
Las guerras napoleónicas
En
el ámbito militar y diplomático, Napoleón tuvo que enfrentarse a sucesivas
coaliciones de los estados europeos. En 1805 venció Austria y Prusia, lo que
amplio significativamente su dominio del continente. Sin embargo, no tuvo éxito
en su plan de invadir Gran Bretaña, cuya supremacía marítima era
incuestionable. Para debilitarla, Napoleón decreto un bloqueo continental, por
el cual ningún buque ingles podía entrar a puertos europeos.
Entre
1807 y 1808, Napoleón invadió España y Portugal para reforzar el bloqueo y puso
en el trono español a su hermano José Bonaparte. Esta situación produjo la
sublevación del pueblo español y dio inicio a la llamada guerra de la independencia
española, que consumió los recursos del imperio. Este hecho produjo,
indirectamente, la emancipación de las colonias hispanoamericanas, que
aprovecharon la debilidad de la metrópoli española para declarar su
independencia.
En
el año 1812 supuso el máximo apogeo de napoleón, pero también el inicio de su
declive. En España, las tropas francesas sufrían constantes derrotas, mientras
que en la invasión a Rusia, en la que tuvieron que enfrentarse a duras
condiciones por el hambre y la dureza del clima, sufrieron una catastrófica
derrota. En 1813 se formó una nueva coalición entre Inglaterra, Rusia, Prusia,
Austria, Suecia y otras naciones. El poderoso ejército aliado derroto a
Napoleón en la batalla de Leipzig. Napoleón abdico en abril de 1814 y se le
confino en la isla italiana Elba. Sin embargo, luego de un corto exilio, Napoleón
regreso a Francia en 1815. Tras un breve periodo conocido como “los cien días”
fue definitivamente derrotado en la batalla de Waterloo. Esta vez, Napoleón fue
entregado a los ingleses y desterrado a la isla Santa Elena, en el Pacifico
sur, donde murió en 1821.
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